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Quito; Bernal; Córdoba, Tunuyán; Barcelona; etc. (y todo otro lugar del mundo donde existan buenos vinos), Buenos Aires (Pcia. y Ciudad Autónoma); Córdoba (Argentina); Pichincha (Ecuador); Tunuyán (Mendoza);, Argentina
y además de enólogos, también al mismo tiempo psicologos, sommeliers, geólogos, licenciados y técnicos, de Argentina repartidos en el mundo

viernes, 28 de octubre de 2011

Minería y Vitivinicultura

El diario Los Andes de Mendoza, en su edición del día miércoles 30 de abril de 2008, publicó un suplemento especial para el Día de la Minería. En el mismo se incluyó una entrevista a uno de los integrantes del Círculo Enológico Baires, que reproducimos a continuación:


“La minería es compatible con la vitivinicultura en todo el mundo”

Entrevista al Lic. Luis A. Fontana, enólogo y geólogo (*). Este experto, con un pie en ambos campos, nos brinda en esta nota su particular visión sobre la interrelación entre ambas industrias

¿Existe una relación directa entre minería y vitivinicultura?

Depende del punto de vista. Normalmente no existe una relación directa, aunque si materias en común como los suelos, aguas, etc., pero físicamente en general los ámbitos de acción están separados. Pero en cuanto al uso del agua, la minería desarrolla sus propias fuentes y no tiene por qué afectar cupos destinados a la vitivinicultura. Por otra parte, los problemas de uso y salinización de acuíferos nada tienen que ver con la minería.

Lo que sí se puede ver es que hay una serie de insumos usados habitualmente dentro de las bodegas que son proporcionados por la minería, como ser la bentonita y la tierra de diatomeas. También la minería aporta minerales que pueden ser usados en los viñedos, como por ejemplo el azufre u otros para corrección de suelos. Si hilamos más fino encontraremos que sin el aporte de la industria minera nos encontraríamos sin materiales para la construcción de las bodegas, y aquí la lista es casi infinita: cemento, cales, arenas, cantos rodados, granitos, mármoles, etc., y ni hablar de metales como el cobre, hierro, aluminio, etc., sin los cuales no habrían cables, cañerías o tanques de acero inoxidable). Las dos actividades también han tenido un comportamiento similar en las últimas décadas. Las exportaciones pasaron: de ser casi insignificantes en los ’80, una etapa de desregulación y fuerte inversión extranjera en los ‘90 y un vertiginoso crecimiento en este siglo.

La vitivinicultura es la industria estrella de Mendoza: ¿Qué le cabe entonces a la minería en este marco?

Le cabe el lugar que le queramos dar como sociedad progresista y que desea desarrollar todos sus recursos. La minería como toda actividad puede tener un impacto, pero no es contaminante como se quiere hacer creer. Puede serlo si no se utilizan prácticas ambientales adecuadas o si no hay control, cosa que hoy en día no sucede con los emprendimientos de importancia.

La minería es compatible con la vitivinicultura en todo el mundo. Precisamente en los otros países del denominado “Nuevo Mundo Vitivinícola”, del que nuestro país forma parte junto con Chile, California, Sudáfrica y Canadá, coexisten las dos actividades, ¿Por qué no habría de serlo en Mendoza?

Entonces, hay experiencias concretas en otros países de ambas industrias conviviendo armoniosamente…


Sí, precisamente en los países o regiones, que son más significativos y conocidos en el mundo económico por sus explotaciones minerales que por el vino. Miremos a Chile, la importancia que tiene la minería en su PBI. Allí la minería no solo es la del extremo norte, sino que encontramos casos en los que hay coexistencia de las dos actividades en los valles que van desde Copiapó hasta el sur de Santiago, en el Valle del Maipo. Allí conviven armoniosamente y sin mayores interferencias la vitivinicultura y la minería. En EE.UU., Valle de Napa, California, se da el caso de viñedos vecinos a donde operó una mina de oro con uso de cianuro, premiada por su cuidado medio ambiental. También en España, Portugal y hasta en Francia encontramos situaciones similares.

¿Hay leyes que permitan esta convivencia en Argentina y en Mendoza?

Las leyes existen y las que faltan hay que reglamentarlas o ponerlas en funcionamiento. Mendoza no puede quedar al margen del progreso bien entendido: con desarrollo armónico y sustentable de todos sus recursos. La armonía y el diálogo también deben llegar al sector vitivinícola-minero, para el bien de la Argentina. No tiene por qué existir una antinomia falsa. Los conflictos se solucionan atendiendo a todas las partes.

¿Cuáles serían las posibles soluciones a este “conflicto de intereses”?

Este “conflicto” es fruto de la desinformación. Por un lado está la vitivinicultura que es bien conocida y aceptada por la gente y por el otro la minería, que en nuestro país nunca tuvo la significancia ni la historia que tiene, sin ir muy lejos en Chile por ejemplo. Aquí se la presentó en los últimos años como intrínsecamente contaminante, con una impunidad y gratuidad que asusta. Es cierto que se usa cianuro en Veladero en San Juan y en Cerro Vanguardia en Santa Cruz, amén de otros lugares en Argentina. Pero también se usa, y desde hace muchos años, en Chile, Perú, USA, Canadá, Australia, Sud África, etc. ¿Qué pasa, allí no contamina? ¿Por qué aquí si lo haría?... ¿O por qué solo aquí no la podrá controlar?... Miremos más cerca, a otras provincias, la minería es un “boom” en San Juan, en Catamarca y en Santa Cruz, ¿por qué en Mendoza no?

¿Cuál es su conclusión?

La verdad, la información y el diálogo en armonía hacen las sociedades más justas. Estigmatizar injustamente una actividad que nuclea a los mineros del carbón en el extremo sur del país, hasta gente del altiplano en Salta y Jujuy, que han transformado la economía de Catamarca, San Juan y Santa Cruz, usando cianuro sin contaminar y desarrollando enormes proyectos de inversión, que le generan al país exportaciones por U$ 3 Billones de Dólares anuales, no parece justo ni conveniente.

La economía Mendocina debería captar el desarrollo minero y controlar su impacto ecológico, constituyendo un ejemplo de minería sin contaminación, con un desarrollo armónico de todas sus potencialidades.

(*) Luis Fontana es mendocino, licenciado en Ciencias Geológicas (Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, UBA) y enólogo frutiolivicultor (Escuela Vitivinícola Don Bosco, Rodeo del Medio, Mendoza).


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