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Quito; Bernal; Córdoba, Tunuyán; Barcelona; etc. (y todo otro lugar del mundo donde existan buenos vinos), Buenos Aires (Pcia. y Ciudad Autónoma); Córdoba (Argentina); Pichincha (Ecuador); Tunuyán (Mendoza);, Argentina
y además de enólogos, también al mismo tiempo psicologos, sommeliers, geólogos, licenciados y técnicos, de Argentina repartidos en el mundo

lunes, 31 de enero de 2011

AL VINO DE CHIANTI

y también le escribió al Chianti:




VINO DE CHIANTI

Hay un derecho

Natural al amor: ¿reside acaso,

Chianti, en tu áspera gota, en tu mordente

Vino, que habla y engendra, o en la sabia

Uniòn de la hermosura y el deseo?

Cuanto es bello, ya es mío: no cortejo,

Ni engaño vil, ni mentiroso adulo:

De los menores es el amarillo

Oro que entre las rosas serpentea,

De los menores: para mí es el oro

Del vello rubio y de la piel trigueña.

Mi título al nacer puso en mi cuna,

El sol que al cielo consagrò mi frente.

Yo sòlo sé de amor. Tiemblo espantado

Cuando, como culebras, las pasiones

Del hombre envuelven tercas mi rodilla;

Ciñen mis muslos, y echan a mis alas,—

Lucha pueril, las lívidas cabezas:—

Por ellas tiemblo, no por mí, a mis alas

No llegarán jamás: antes las cubro

Para que ni las vean: el bochorno

Del hombre es mi bochorno: mis mejillas

Sufren de la maldad del Universo:

Loco es mi amor, y, como el sol, revienta

En luz, pinta la nube, alegra la onda,

Y con suave calor, como la amiga

Mano que el tigre tempestuoso aquieta,

Doma la sombra, y pálido difunde

Su beldad estelar en las negruzcas

Sirtes, tremendas abras, alevosos

Despeñaderos, donde el lobo atisba,

Arropado en la noche, al que la espanta

Con el fulgor de su alba vestidura.

                         José Martí

domingo, 30 de enero de 2011

AMOR DE CIUDAD GRANDE

pero no siempre amores, sino también el sabor amargo del exilio. Estando en Nueva York , en Abril 1882, escribió:



AMOR DE CIUDAD GRANDE

De gorja son y rapidez los tiempos.

Corre cual luz la voz; en lata aguja,

Cual nave despeñada en sirte horrenda,

Húndese el rayo, y en ligera barca

El hombre, como alado, el aire hiende.

¿Así el amor, sin pompa ni misterio

Muere, apenas nacido., de saciado!

Jaula es la villa de palomas muertas

Y ávidos cazadores! Si los pechos

Se rompen de los hombres, y las carnes

Rotas por tierra ruedan, no han de verse

Dentro más que frutillas estrujadas!

Se ama de pie, en las calles, entre el polvo

De los salones y als plazas; muere

La flor que nace. Aquella virgen

Trémula que antes a la muerte daba

La mano pura que a ignorado mozo;

El goce de temer: aquel salirse

Del pecho el corazón; el inefable

Placer de merecer; el grato susto

De caminar deprisa en derechura

Del hogar de la amada, y a sus puertas

Como un niño feliz romper en llanto;-

Y aquel mirar, de nuestro amor al fuego,

Irse tiñiendo de color las rosas,-

Ea, que son patrañas! Pues ¿quién tiene

Tiempo de ser hidalgo? Bien que sienta

Cual áureo vaso o lienzo suntuoso,

Dama gentil en casa de magnate!

O si se tiene sed, se alarga el brazo

Y a la copa que pasa se la apura!

Luego, la copa turbia al polvo rueda,

Y el hábil catador, - manchado el pecho

De una sangre invisible,- sigue alegre,

Coronado de mirtos, su camino!

No son los cuerpos ya sino desechos,

Y fosas, y jirones! Y las almas

No son como en el árbol fruta rica

En cuya blanda piel la almíbar dulce

En su sazón de maduresz rebosa,-

Sino fruta de plaza que a brutales

Golpes el rudo labradoe madura!

¿La edad es ésta de los labios secos!

De las noches sin sueño! De la vida

Estrujada en agraz! ¿Qué es lo que falta

Que la ventura falta? Como liebre

Azorada, el espíritu se esconde,

Trémulo huyendo al cazador que ríe,

Cual en soto selvoso, en nuestro pecho;

Y el deseo, de brazo de la fiebre,

Cual rico cazador recorre el soto.

¡Me espanta la ciudad! ¡Toda está llena

De copas por vaciar, o huecas copas!

¡Tengo miedo ¡ay de mí! De que este vino

Tósigo sea, y en mis venas luego

Cual duende vengador los dientes clave!

¡Tengo sed,- más de un vino que en la tierra

No se sabe beber! ¡No he padecido

Bastante aún, para romper el muro

Que me aparta ¡oh dolor! De mi viñedo!

¡Tomad vosotros, catadores ruines

De vinillos humanos, esos vasos

Donde el jugo de lirio a grandes sorbos

Sin compasión y sin temor se bebe!

Tomad! Yo soy honrado: y tengo miedo!

lunes, 17 de enero de 2011

COPA CON ALAS

Ese gran cubano que fue José Martí (1853-1895) también escribió inspirándose en vinos, copas y amores:




COPA CON ALAS



Una copa con alas: quién la ha visto

antes que yo? Yo ayer la vi. Subía

con lenta majestad, como quien vierte

óleo sagrado: y a sus bordes dulces

mis regalados labios apretaba:—

Ni una gota siquiera, ni una gota

del bálsamo perdí que hubo en tu beso!

Tu cabeza de negra cabellera

—Te acuerdas?— con mi mano requería,

porque de mí tus labios generosos

no se apartaran. —Blanda como el beso

que a ti me transfundía, era la suave

atmósfera en redor: La vida entera

sentí que a mí abrazándote, abrazaba!

Perdí el mundo de vista, y sus ruidos

y su envidiosa y bárbara batalla!

Una copa en los aires ascendía

y yo, en brazos no vistos reclinado

tras ella, asido de sus dulces bordes:

Por el espacio azul me remontaba!

Oh amor, oh inmenso, oh acabado artista:

en rueda o riel funde el herrero el hierro:

una flor o mujer o águila o ángel

en oro o plata el joyador cincela:

Tú sólo, sólo tú, sabes el modo

de reducir el Universo a un beso!