Amiga mía
Cloc, cloc, cloc... Suena una descarga. Prisa, elemento que se afana por salir, desde el grávido cilindro y hacia un abismo que es cercano o inmediato. Líquido el rastro que se traza por instantes, y es sanguíneo el reflejo que en el cuarto se vislumbra. Se precipita
Cae y su destino, de forma curva, cercana a lo sensual, lo recibe y lo contiene en camuflaje invisible, de cristal. Sólida y tenue, su cama lo hará reposar.
Tensión en el fondo, un suspiro. Agitado movimiento en carrusel. Un suspiro.
Movimiento, y un llanto que se vuelca como en hilos.
Profunda inspiración y mas lento el llorar.
A la sangre responde el entorno. Un suspiro.
Movimiento circular y una trepada arácnida y veloz.
Un suspiro, dulzura y calidez que se confunden en un beso.
Calidez. Dulzura. Y el largo beso que gana la garganta.
Sin lugar a las palabras, una aspereza que se pierde en la tibia cavidad de la boca.
Una fresca emoción que recorre hasta el alma.
Sensaciones en el tiempo elongadas.
El recuerdo de la fruta y el pecar.
Amiga, compañera, yo te evoco y te cobijo.
Amante eterna y juvenil copa de vino...
Gerardo Pereyra