Razón feita de amor
                                       (Poema anónimo español del Siglo XIII)
Qui triste tiene su coraçón 
venga oír esta razón. 
Odrá razón acabada, 
feita d'amor e bien rimada. 
Un escolar la rimó 
que siempre dueñas amó; 
mas siempre ovo criança 
en Alemania y en Francia; 
moró mucho en Lombardía 
pora aprender cortesía. 
En el mes d'abril, después yantar, 
estaba só un olivar. 
Entre cimas d'un mançanar 
un vaso de plata vi estar; 
pleno era d'un claro vino, 
que era bermejo e fino; 
cubierto era a tal mesura 
no lo tocás' la calentura. 
Una duena lo í heba puesto, 
que era senora del huerto, 
que cuan su amigo viniese, 
d'aquel vino a beber le diesse. 
Qui de tal vino hobiesse 
en la mana cuan comiesse; 
e d'ello oviesse cada día 
nuncas más enfermaría.
Arriba del mançanar 
otro vaso vi estar; 
pleno era d'un agua frida 
que en el mançanar se nacía. 
Bebiera d'ela de grado, 
mas hobi miedo que era encantado.
Sobre un prado pus' mi tiesta 
que nom' fiziese mal la siesta; 
partí de mí las vistiduras 
que nom' fiziese mal la calentura.
Pleguem' a una fuente perenal, 
nunca fue homne que vies tall; 
tan grant virtud en sí había, 
que de la fridor que d'í ixía, 
cient pasadas aderredor 
non sintriades la calor. 
Todas yerbas que bien olien 
la fuent cerca sí las tenie: 
y es la salvia, y son as rosas, 
y el lirio e las violas; 
otras tantas yerbas í había, 
que sol' nombrar no las sabría: 
mas ell olor que d'í ixía 
a homne muerto ressucitaría. 
Pris' del agua un bocado 
e fui todo esfriado. 
En mi mano pris' una flor, 
Sabet, non toda la peyor; 
e quis' cantar de fin amor. 
Mas vi venir una doncella; 
pues naci, non vi tan bella; 
blanca era e bermeja, 
cabelos cortos sobr'ell oreja, 
fruente blanca e loçana, 
cara fresca como mançana;
nariz egual e dreita, 
nunca viestes tan bien feita, 
ojos negros e ridientes, 
boca a razón e blancos dientes; 
labros bermejos non muy delgados, 
por verdat bien mesurados; 
por la centura delgada, 
bien estant e mesurada; 
el manto e su brial 
de xamet era que non d'ál; 
un sombrero tien' en la tiesta, 
que nol'firiese mal la siesta; 
unas luvas tien'en la mano, 
sabet non ie las dió villano. 
De las flores viene tomando, 
en alta voz d'amor cantando. 
E decia: «¡Ay, meu amigo, 
si me veré yamás contigo!
¡Amet' sempre e amaré 
cuanto que viva seré! 
Porque eres escolar, 
quisquiere te debría más amar.
Nunca odí de homne decir 
que tanta bona maneras hobo en sí. 
Más amaría contigo estar, 
que toda Espana mandar.
Más d'una cosa só cuitada; 
he miedo de seder enganada; 
que dizen que otra dona, 
cortesa e bela e bona, 
te quiere tan gran ben, 
por ti pierde su sen; 
e por eso hé pavor 
que a ésa quieras mejor.
Mas s'yo te vies' una vegada, 
¡a plan me queries por amada!» 
Cuant la mia senor esto dizía, 
sabet, a mí non vidía; 
pero sé que no me conocía, 
que de mí non foiría. 
Yo non fiz aquí como villano, 
levem' e pris' la por la mano; 
juñiemos amos en par 
e posamos so ell olivar. 
Dix' le yo : «Dezit, la mia senor, 
¿si supiestes nunca d'amor?» 
Diz ella: «A plan, con grant amor ando, 
mas non conozco mi amado; 
pero dizem' un su mesajero 
que es clérigo e non caballero, 
sabe muito de trovar 
de leyer e de cantar; 
dizem' que es de buenas yentes, 
mancebo barbapuñientes». 
«Por Dios, que digades, la mia senor, 
¿que donas tenedes por la su amor?» 
«Estas luvas y est' capiello, 
est'oral y est'aniello 
envió a mí es' meu amigo, 
que por la su amor trayo conmigo.» 
Yo coñocí luego las alfayas, 
que yo ie las habia enviadas; 
ela coñoció una mi cinta man a mano, 
qu'ela la fiziera con la su mano.
Toliós' el manto de los hombros; 
besóme la boca e por los ojos; 
tan gran sabor de mí había, 
sol' fablar non me podía.
«¡Dios senor, a ti loado 
cuant conozco meu amado! 
¡Agora e tod' bien comigo 
cuan conozco meo amigo!»
Una grant pieça allí estando, 
de nuestro amor ementando, 
elam' dixo : «El mio senor, horam' sería de tornar, 
si a vos non fuese en pesar». 
Yol' dix' : «It, la mia senor, pues que ir queredes, 
mas de mi amor pensat, fe que debedes». 
Elam' dixo: «Bien seguro seit de mi amor, 
no vos camiaré por un emperador».
La mia senor se va privado, 
dexa a mi desconortado. 
Queque la vi fuera del huerto, 
por poco non fui muerto.
Por verdat quisieram' adormir, 
mas una palomela vi; 
tan blanca era como la nieu del puerto, 
volando viene por medio del huerto, 
un cascabiello dorado 
trai al pie atado. 
En la fuent quiso entrar 
mas cuando a mí vido estar, 
entrós' en el vaso del malgranar.